sábado, 26 de octubre de 2013

Una Perla de Mujer


La bella tradición de ponerle a las mujeres emiratíes nombres de perlas, refleja la fuerte influencia de las atractivas gemas en la cultura local.  

Cuentan dos leyendas que la perla preciosa  tenía dos madres: una leyenda dice que se llamaba Bint Al Mata, hija de la lluvia, concebida cuando la concha de una ostra atrapó una dulce gota de lluvia antes de mezclarla con el salado mar.

La otra historia afirma que se llamaba Bint Al Qamar, hija de la luna, nacida en luna llena después que una ostra nadó desde lo profundo del mar  hasta la superficie y atrapó una gota de rocío  emanada  de un rayo plateado.

Entre algunos nombres de perlas tomados por mujeres emiratíes se encuentran los de Dana, Hessa, Moza y Qemasha. Nombres que han iluminando el fulgurante sendero de carreras exitosas y  el papel de la mujer en este emergente país petrolero.

Las perlas siempre han sido identificadas con la belleza femenina y han servido de inspiración a la poesía universal, independientemente de la cultura. En el caso de los Emiratos Árabes Unidos, la identificación es aún mas directa.

En los 42 años de existencia de los EAU, la mujer ha escalado lentamente los peldaños que la han llevado a posiciones de alta responsabilidad en la sociedad actual. 

La paradoja de una perla
Afirma   Alí Al Saloom, consultor cultural y conferencista local, que Dana es el nombre de la perla más costosa y deseada, pero que, paradójicamente, en cierta época no  podía ser lucida por  damas emiratíes, entre las que se  encontraba su propia abuela.

En un cautivante relato  cuenta  Alí que “Dana es la perla más grande y la más oscura  y era todo un tesoro para los capitanes de botes que se dedicaban a la búsqueda de perlas preciosas.”

“Si tenían la fortuna de encontrar una Dana, significaba  no tener que sufrir por todo un año en una actividad terriblemente ardua y peligrosa como lo era la pesca de perlas.” 

“Relata mi  abuela como una vez mi abuelo tuvo la fortuna de encontrar una Dana en una de sus tantas incursiones. Sin embargo, no la conservó para él, sino que la vendió y de la transacción obtuvo un jugoso porcentaje. Con el dinero de la venta, le compró a mi abuela plata y oro.”
“Estaba absolutamente conmocionado y le pregunté ¿cómo era posible que el abuelo te hubiera regalado  plata y oro en vez de una Dana?”

“La contundente respuesta de la abuela fue que en esos tiempos las mujeres locales nunca llegaban a lucir perlas. Cuando las encontraban, las enviaban inmediatamente a la India y de aquí a Europa donde las compraban reinas, princesas y mujeres de familias aristocráticas.”


Mujer emiratí de antaño
“Tener una perla en los Emiratos Árabes de antaño, era un lujo que muy pocos lugareños  se podían dar. Además, las mujeres de la época pensaban que llevar una perla no les agregaba una característica especial.”
La encantadora historia de  Alí refleja también el  muy bajo  poder adquisitivo de la gente de los  Emiratos Árabes Unidos, antes de la llegada del petróleo, cuando ellos vivían en condiciones muy precarias y una buena parte de su supervivencia dependía precisamente del inestable negocio de las perlas, de la venta de algunos productos y de la pesca. 

Con la llegada de la bonanza petrolera a los Emiratos Árabes Unidos, muchas Danas  se hicieron asequibles y atractivas para  la generación de mujeres que sucedieron a la de la abuela.

 A la abuela de Alí, no le quitaba el sueño no tener una Dana y además estaba sabiamente consciente de su difícil condición económica. 

En vez de preocuparse por tener una perla, las mujeres de su época andaban ocupadas en  otros menesteres como el poder sobrevivir en un ambiente agreste y sacar a sus familias adelante. 

La abuela encarnaba una verdadera perla de mujer.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)

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