jueves, 3 de marzo de 2016

A que te enseño ratón

Ya antes había oído la historia de Babar Ali, pero no podía dar fe de la misma hasta el día en que me la confirmó mi amigo indio Sahas, en su más reciente carta:

Es cierto, me afirma Sahas subrayando la aseveración–, el joven Babar Ali existe y es el actual rector del colegio “En esta casa se aprende contento”, recinto  del saber que el joven creó cuando tenía tan sólo 9 años. 

En sus inicios, el colegio no tenía ese nombre y era sólo la inquietud de un niño que jugaba, con una convincente vocación, a ser un maestro, y se resistía a ver como a otros niños de su misma edad, les pasaba por delante una melancólica e improductiva  vida, sin tener ellos la oportunidad de aprender y educarse. Y todo por física pobreza.

Empezando de cero

Esta historia de vida comenzó en el sopor de una tarde, debajo de un árbol de guayaba, en una pequeña aldea en el distrito de Murshidabad al oeste de Bengala, en la India, donde el niño maestro reunía a quienes fueron sus primeros alumnos, a los cuales enseñaba lo que recientemente él había aprendido en sus clases matinales en el colegio Beldanga, donde cursaba sus estudios. Las clases las presentaba como un juego: el juego de aprender.


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La campana de inicio de clase se oía a las 3:30 PM y con todo el orden del caso, exactamente igual a como las había recibido en el colegio, el joven maestro dictaba clase por clase a los curiosos estudiantes, en jornadas que se extendían hasta bien entrada las 6 de la tarde. Sólo las sombras de la noche, por la falta de electricidad, detenían la pasión por enseñar del incansable y apasionado maestro.

La naciente escuela la inició Babar Ali con muchas dificultades para lograr retener a un grupo de jóvenes que no estaban acostumbrados a un horario, ni mucho menos a la exigencia de atención que una clase requería.

Finalmente, se las arreglo para cautivar  a  8 niños, entre los cuales se encontraba su propia hermana menor, Amina Khatun,  quien hoy tiene 19 años y muestra, con mucho orgullo, un honroso y luchado diploma de bachiller.

La práctica pedagógica del joven Babar Ali estaba plagada de penurias, y dificultades como la notable carencia de materiales y equipos requeridos para la enseñanza, como un adecuado tablero y  dignos pupitres. Casi todo era improvisado -o estaba ausente- y se dependía del gran ingenio y de los malabares que la agobiante pobreza siempre activa.

En realidad hoy la carencia aún persiste, no así el deseo de los niños por querer estudiar y espantar el horror del analfabetismo y la privación de todo tipo de oportunidad de educación, en una región donde la mayoría de la población nace pobre, muere pobre e iletrada.
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                        ¡ Presente !


Ya en el salón de clase, a cielo abierto, cuando el clima era favorable, el joven se enfrentaba a los retos del quehacer pedagógico, como: la apatía estudiantil, la disparidad de competencias entre los niños y, a uno de pura logística de claustro colegial: conseguir unas barritas de tiza, las que, al final, lograba -solo en pedacitos- después de rogarle a sus profesores que no los botaran y -más bien- se los regalaran a él.

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Desecho para unos, riqueza para otros

Cuando los profesores  se enteraron del propósito de los desechos de tiza, Babar Ali  comenzó a recibir cajas  -para acompañar a un emparapetado tablero negro- y uno que otro recurso. Las voces que hablaban de la loable labor del joven se oían  cada vez más fuerte y los materiales de estudio y el apoyo logístico comenzaban a aparecer.

Ante el reto de los niños con diferentes niveles de competencia, y para que ninguno quedara rezagado, Babar Ali  decidió arrancar de cero, y de cero arrancaba también su quijotesco sueño de educar a la inmensa población infantil de su comarca y de más allá de sus fronteras.


Influencia contagiosa

El empeño  y la pasión de Babar Ali  para que ningún niño se quedara sin ir al colegio sirvió para aumentar, entre los jóvenes del pueblo, un entusiasmo por aprender que desbordaba todas las expectativas.

Ya no tenía que ir él a las casas a buscarlos y animarlos a que vinieran a su colegio. Llego -por fin- ese grandioso día en el cual los niños iban por su propia voluntad y todos estaban allí, puntuales bajo el árbol  de guayaba y prestos a recibir las clases del joven maestro.

Premios y reconocimientos

Era muy difícil que la tarea social, que Babar Ali hacía, pasara desapercibida y el extraordinario logro llegó rápido a los medios de comunicación de la india y trascendió las fronteras del sur asiático hasta generar  un interés en la BBC de Londres, quien envió a sus periodistas a Murshidabad, para saber más acerca de la vida de este joven sobresaliente.

Un primer reconocimiento  fue expresado por el conocido actor y director indio de cine Aamir Khan, en el marco del premio: Un verdadero héroe, otorgado por la CNN IBN, capítulo India.

Luego fue invitado de honor de Amartya Kumar Sen, laureado Premio Nobel de economía del año 1998, para que diera una charla en Calcuta, ante eruditos y eminencias del mundo de la  economía y las finanzas  en la India.

Finalmente,  el reconocimiento por parte de las autoridades educativas del gobierno de Karnataka se manifestó al incluir la biografía del joven maestro -en el currículo de todos los colegios de este distrito- como lectura obligada en el texto de inglés para el grado 12. Babar Ali  es también  un invitado regular en los conocidos TED Talks, donde comparte su, ahora, difundida experiencia.

El colegio hoy

El joven Babar Ali,  con el paso del tiempo, de los iniciales ocho alumnos pasó a tener aproximadamente 700, quienes conforman, en la actualidad, la planta de estudiantes del colegio, que ha ganado espacio físico y académico al darle la posibilidad a los niños de cursar hasta el octavo grado.

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               El rector poniendo orden
Los ocho niños pioneros, que crecieron como colegiales a la sombra del árbol  de guayaba y respirando su agradable olor,  se contagiaron con el juego de Babar Ali  a ser maestro y hoy en día son también pedagogos,  que se unieron a la noble causa educadora, junto a otros dos docentes que también le apostaron a la misión de edificar cimientos de saber, entre los que ahora representan la esperanza y el futuro de una inmensa población. Todos los maestros del colegio hacen su labor por  amor al arte, de enseñar.

Construyendo
                  Construyendo
En la actualidad el joven Babar Ali  tiene 22 años de edad y lo llaman "el rector más joven del mundo", con sobradas razones. Al juego de ser un maestro, Babar Ali  pudo haberle agregado otro, también relevante: el del, a que te enseño ratón.

En ambas apuestas el joven maestro salió airoso y recompensado en forma sobresaliente, dándonos  una clase magistral de amor y desprendimiento.

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         Babar Ali: El joven rector hoy
Epílogo

Con el patio del colegio ampliado, el árbol  de guayaba se ve ahora  algo pequeño, pero el delicioso aroma que emana permanece hoy tan fresco y penetrante como  hace 13 años cuando envolvía la atmósfera colegial de un salón de clase al aire libre, donde nació el sueño de un forjador de oportunidades, el sueño de un emprendedor, el sueño de un maestro con un inmenso corazón. Larga vida para Babar Ali, el rector más joven del mundo.



Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi, marzo de 2016
Fuente
Thekkepat, S. K. (2016, January 15). The world’s youngest principal - Fridaymagazine.ae. Retrieved from http://fridaymagazine.ae/making-difference/the-world-s-youngest-principal-1.1653565
Fotos
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