sábado, 26 de octubre de 2013

Una Perla de Mujer


La bella tradición de ponerle a las mujeres emiratíes nombres de perlas, refleja la fuerte influencia de las atractivas gemas en la cultura local.  

Cuentan dos leyendas que la perla preciosa  tenía dos madres: una leyenda dice que se llamaba Bint Al Mata, hija de la lluvia, concebida cuando la concha de una ostra atrapó una dulce gota de lluvia antes de mezclarla con el salado mar.

La otra historia afirma que se llamaba Bint Al Qamar, hija de la luna, nacida en luna llena después que una ostra nadó desde lo profundo del mar  hasta la superficie y atrapó una gota de rocío  emanada  de un rayo plateado.

Entre algunos nombres de perlas tomados por mujeres emiratíes se encuentran los de Dana, Hessa, Moza y Qemasha. Nombres que han iluminando el fulgurante sendero de carreras exitosas y  el papel de la mujer en este emergente país petrolero.

Las perlas siempre han sido identificadas con la belleza femenina y han servido de inspiración a la poesía universal, independientemente de la cultura. En el caso de los Emiratos Árabes Unidos, la identificación es aún mas directa.

En los 42 años de existencia de los EAU, la mujer ha escalado lentamente los peldaños que la han llevado a posiciones de alta responsabilidad en la sociedad actual. 

La paradoja de una perla
Afirma   Alí Al Saloom, consultor cultural y conferencista local, que Dana es el nombre de la perla más costosa y deseada, pero que, paradójicamente, en cierta época no  podía ser lucida por  damas emiratíes, entre las que se  encontraba su propia abuela.

En un cautivante relato  cuenta  Alí que “Dana es la perla más grande y la más oscura  y era todo un tesoro para los capitanes de botes que se dedicaban a la búsqueda de perlas preciosas.”

“Si tenían la fortuna de encontrar una Dana, significaba  no tener que sufrir por todo un año en una actividad terriblemente ardua y peligrosa como lo era la pesca de perlas.” 

“Relata mi  abuela como una vez mi abuelo tuvo la fortuna de encontrar una Dana en una de sus tantas incursiones. Sin embargo, no la conservó para él, sino que la vendió y de la transacción obtuvo un jugoso porcentaje. Con el dinero de la venta, le compró a mi abuela plata y oro.”
“Estaba absolutamente conmocionado y le pregunté ¿cómo era posible que el abuelo te hubiera regalado  plata y oro en vez de una Dana?”

“La contundente respuesta de la abuela fue que en esos tiempos las mujeres locales nunca llegaban a lucir perlas. Cuando las encontraban, las enviaban inmediatamente a la India y de aquí a Europa donde las compraban reinas, princesas y mujeres de familias aristocráticas.”


Mujer emiratí de antaño
“Tener una perla en los Emiratos Árabes de antaño, era un lujo que muy pocos lugareños  se podían dar. Además, las mujeres de la época pensaban que llevar una perla no les agregaba una característica especial.”
La encantadora historia de  Alí refleja también el  muy bajo  poder adquisitivo de la gente de los  Emiratos Árabes Unidos, antes de la llegada del petróleo, cuando ellos vivían en condiciones muy precarias y una buena parte de su supervivencia dependía precisamente del inestable negocio de las perlas, de la venta de algunos productos y de la pesca. 

Con la llegada de la bonanza petrolera a los Emiratos Árabes Unidos, muchas Danas  se hicieron asequibles y atractivas para  la generación de mujeres que sucedieron a la de la abuela.

 A la abuela de Alí, no le quitaba el sueño no tener una Dana y además estaba sabiamente consciente de su difícil condición económica. 

En vez de preocuparse por tener una perla, las mujeres de su época andaban ocupadas en  otros menesteres como el poder sobrevivir en un ambiente agreste y sacar a sus familias adelante. 

La abuela encarnaba una verdadera perla de mujer.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)

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martes, 15 de octubre de 2013

¡Cuidado con los Gorilas Colombianos!

Las historia que hoy les comparto tiene como protagonistas  a un emiratí y a una colombiana. El emiratí se  llama Ali Al Saloom y es un enamorado de la cultura árabe, a la cual le dedica  todo su tiempo como conferencista. A la dama  colombiana Ali la llama en su relato la señora J.


Cuenta Ali que ..... " en una ocasión recibí un correo de una dama de Latino América (la Señora J) invitándome  a visitar su país, para lo cual acordamos una cita en mi oficina en Abu Dhabi ".
  
La Cita
(Presento una traducción de  la conversación -originalmente en inglés- entre la Señora J y Ali y la forma como este último la estaba entendiendo)

Ali: ¿Cuál sería el propósito de ir a Colombia?

Sra J: Bueno... queremos tener una embajada aquí en Abu Dabi y mi idea es dar a conocer a ambos países (Colombia y los Emiratos Árabes Unidos) y usted sería un gran embajador al compartir con sus coterráneos su experiencia de lo que es Colombia. ¿Qué sabe usted de mi país?

Ali: Se que les gusta la música y que son muy parecidos a los árabes en que hablan con pasión y gesticulan bastante y que para ustedes la vida  en familia es de mucha importancia.

Sra J: Ok ¿ y qué más?

Ali: Umm......... ¿Es Colombia segura?

Sra J: Oh Ali, claro. Es segura (?) y es un bello país.

Ali: Ummm .... que  bien.

Sra J: Bueno.... en nuestro país tenemos a los gorilas  que causan un montón de problemas.

Ali: ¿Ustedes tienen que?

Sra J: Usted sabe lo que son los gorilas, ¿cierto?

Ali: Si ¡por supuesto!

Sra J: Sí, les dan muchos problemas a las autoridades y secuestran gente.

Ali: ¿Secuestran que? ¿Los gorilas? ¿Secuestran gente?

Sra J: Sí, Ali. Secuestran gente

Ali:  ¡Esta es una historia increíble! Tengo a un amigo trabajando allá.Podríamos ir  y hacer un documental.

Sra J: ...pero no tiene porque preocuparse. Todos estos gorilas viven en las montañas y no iremos allá. Créame no hay  de que preocuparse. Además, el gobierno está en diálogos con ellos y están negociando.

 Ali: ¿y pueden hasta negociar?

Sra J: ¡Si claro!

Sigue contando Ali que.... " después que la Señora J dejó mi oficina, quería entender lo que sucedía y llamé a mi amigo Reg Athwal.

"Le pregunte ¿Has oído alguna vez hablar acerca de unos gorilas que secuestran gente en Colombia?"

" Reg me respondió: Ali ¿Estas bien?" "¿De qué me hablas? "
"Le dije: Reg, aparentemente hay gorilas en Colombia que secuestran gente"

Es relevante anotar en este punto que las palabras gorila y guerrillero se pronuncian exactamente igual en el idioma inglés; o sea que son palabras homófonas con diferente significado.

El diálogo con su amigo Reg Athwal le ayudó finalmente a entender a lo que realmente se estaba refiriendo la dama colombiana.

Esta experiencia le enseñó  a Ali una lección cultural y lingüística y el nuevo significado (no el de primate) ya hace parte de su información previa sobre nuestro país.


La historia tuvo gran interés en los Emiratos Árabes Unidos y fue publicada en el periódico local The National (Ver el enlace al final).

La anécdota de los gorilas colombianos hace parte de una de las rutinas obligadas  de Ali al iniciar  sus charlas en el Medio Oriente.

Campos Minados
Definitivamente  el terreno de la interpretación y la traducción de idiomas puede ser un campo minado tanto para quienes ejercen esta profesión como para los que hablan idiomas extranjeros.

Para la muestra, comparto con ustedes las siguientes situaciones  bastante embarazosas  contadas por Leslie McLoughlin en su libro titulado: "Confesiones de un intérprete de árabe".
 
En cierta ocasión, un ministro extranjero se refirió  al consejo de seguridad de Nueva York, como "...este tremendo órgano" (This awesome organ). Se imaginan ustedes la confusión entre los intérpretes que tenían que traducir esta frase del inglés a los cinco idiomas oficiales del consejo.

Y que tal la del intérprete japonés, quien en todas sus referencias al  príncipe heredero  de un país del Golfo Arábigo, lo llamaba el  PRINCIPE PAYASO, The Clown Prince, por The Crown Prince.

Todo por la dificultad de los japoneses para pronunciar la r , al no existir el sonido puro de esta consonante en su idioma.

Errores de este tipo son socialmente costosos y hasta posibles iniciadores de conflictos entre países. Junto con la anecdota de Ali, nos recuerdan la complejidad que representa aprender tanto un idioma extranjero como de su cultura.

                                                   Referencias
McLoughlin, L (2010). Confessions of an Arabic Interpreter. Dubai. Motivate Publishing


La historia de Ali y los "gorilas" colombianos en el periodico The National

http://old.thenational.ae/featured-content/channel-page/arts-culture/middle-columnist/the-ali-story-elephant-in-room-a-gorilla

Tres Variedades Colombo Árabes

1. Hombre con hombre, mujer con mujer

Normas religiosas y culturales en los Emiratos Árabes Unidos, exigen en algunas situaciones que el hombre y la mujer estén separados físicamente.Lo anterior sucede, por ejemplo, en los buses en donde la parte  anterior esta designada exclusivamente para las mujeres, mientras el resto del espacio lo ocupan solamente los hombres.Aquí, por lo tanto, ningún varón puede jactarse de decir que "me lalevanté en un bus".

Por otro lado, el bus, es el espacio perfecto para amores platónicos, lo que podría llevar a un inspirado, desde la banca de los músicos, escribir algo como "sufro desde el fondo de mi corazón ".

En efecto, el hombre está condenado al fondo del bus y literalmente entra por la puerta de atrás después de haber cancelado el pasaje por la del frente.

De atreverse a hacer una entrada frontal, corre el gran riesgo, como  le sucedió una vez al suscrito, de ser regañado delante de todas por altavoz, acción que ejecuta muy eficientemente un conductor multilingüe. A mi, con la cara de indio que me gasto, me debieron haber echado el vainazo en hindi o bengalí. ¡Qué oso! 

2. La tienda de barrio

Las tiendas locales se parecen mucho a las nuestras en Colombia.Cierta vez al pasar por una tienda de barrio, noto a varias personas mientras comían en forma más bien apresurada lo que parecía a la distancia algo ligero, como para embolatar el estómago.



Al acercarme, detallo lo que merendaban:consistía en un pan con unas tiritas de carne por dentro y una gaseosa."El sancocho de tienda es universal", le digo emocionado a mi esposa, así como lo es el cartón de Marlboro, donde el tendero   juiciosamente lleva la lista de los morosos y lo que éstos le deben.

Por ventajas ancestrales, estas dos costumbres debieron haber nacido por estos lares y no en una tienda en Barranquilla, como alguien me lo quiso hacer creer alguna vez.

Sin embargo, al  sancocho de tienda emiratí  le faltó la rebanada de salchichón  y el  pedacito de  queso: de lo que se han perdido los árabes todos estos siglos.

Debe de haber mas similitudes entre las tiendas de los Emiratos Árabes Unidos y las colombianas.Inicio una exhaustiva investigación, dándome a la búsqueda del aviso: hoy no fío, mañana sí.

3. Naciones Unidas en el Supermercado

Estando localizado en pleno desierto, en este país del Medio Oriente casi todos los productos agrícolas se importan.Por lo tanto, no es de extrañarse que al estar en un supermercado se encuentren vegetales y frutas de todas partes del mundo.Desde nuestras deliciosas uchuvas y tomates de árbol, pasando por limones persas, guayabas de la India, tomates de Malasia, hasta llegar a mandarinas australianas, peras turcas y zapotes vietnamitas."El propio jugo global", seguro sería el negocio que pondría más de un colombiano de esos ingeniosos y rebuscadores que abundan en nuestro país.

La expectativa de que algo  inusual  va a suceder, es un estado mental que caracteriza vivir en los Emiratos Árabes Unidos.

La expectativa y lo inesperado están siempre presentes y para los colombianos se manifiestan  al recordarnos una tienda de barrio y la existencia de costumbres compartidas; o al sorprendernos con la separación de sexos en un bus y la imposibilidad de un amor en flota; o al deleitarnos con una multinacional de alimentos en un supermercado y la posibilidad de un verdadero tutifruti global.

Casi todo lo podemos encontrar cuando estamos en un país misceláneo como los Emiratos Árabes Unidos, en donde confluyen una gran diversidad de culturas y nacionalidades.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)

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¡Se Viene un Tierrero!

Las tormentas de arena son un fenómeno natural propio de las zonas áridas ocasionado por el encuentro de altas temperaturas con corrientes de aire frío.

Tierreros y Aguaceros 
Una tormenta de arena sería la contraparte de nuestros aguaceros o vendavales en Colombia.

Para un colombiano viviendo en el Medio Oriente, el primer ajuste que le  toca hacer es el lingüístico anunciando la aparición del fenómeno con un: ¡Se viene un tierrero mi llave!- en vez de un aguacero-

Cuando se viene el tierrero, instintivamente lo primero que se protege es la cara-ojos, nariz y boca- con manos o brazos y  por muy  dantescas que se vean las gigantescas columnas de arena, no interrumpen la rutina diaria de la gente, ni mucho menos las lleva a atrincherarse en sus casas.


Por otro lado, el aguacero obliga a abrir un paraguas o llevarse un periódico (o cualquier cosa parecida) a la cabeza y la actividad callejera baja su intensidad.

Los aguaceros favorecen encuentros fortuitos con personas y por ende la socialización: muchas buenas amistades y noviazgos se han dado en Colombia cuando se viene el agua y la gente se refugia en una tienda de barrio o en un estrecho paradero de bus viendo pasar la lluvia con sus  arroyos, granizadas y demás, experiencia que puede durar largas horas de espera: el escenario perfecto para la charla y la comunicación.


Los areneros en el Medio Oriente  están lejos de propiciar estas pequeñas cofradías invernales, ya que la arena te obliga a meterte en el refugio más inmediato que tengas a la mano como puede ser un carro o la inmensidad de un centro comercial: no hay "espacio" para relaciones interpersonales ni una buena y extensa conversación.

Los aguaceros dan lugar a vertiginosos arroyos con intimidantes corrientes. Por otro lado, los areneros producen en las calles inofensivos hilillos  de arena que se mueven  desordenadamente  por la acción del fuerte viento.

Si el aguacero lo sorprende a uno en el campo, siempre habrá un árbol o una casucha para refugiarse. Y en la ausencia del refugio, la lluvia no le hace mal a nadie, aunque ¡ojo con los rayos!En el caso de los tierreros a desierto abierto, la vaina si esta como complicada porque ¿Dónde se mete uno?


Para los niños los aguaceros son motivo de fiesta y diversión y la experiencia de  jugar en la lluvia es única e inolvidable:nada como disfrutar un buen partido fútbol junto al fragor del agua que cae; o  saltar charcos y arroyos jugando a la lleva ; o ponerse bajo los fuertes chorros que caen de canaletas; o deslizarse sobre escaleras de innumerables peldaños.

En el  tiempo que he estado en el Medio Oriente, no le he encontrado el lado lúdico a un tierrero: no he visto al primer pelao jugar a algo mientras la arena cae. Si viniera con algo de agua, del barro algo se podrían inventar los infantes árabes.

Para la economía informal, los tierreros reactivan el negocio de lavado de carros: no solo del petróleo puede vivir el hombre del Medio Oriente.Contrariamente, los aguaceros contribuyen a una limitada cabida de este negocio,porque,claro, hacen el trabajo gratis.


Las tormentas de arena  son un fenómeno extraordinario y de paso un escenario apetecido por el cine de acción y ficción.Escenas con tormentas de arena se pueden ver en películas como La Momia (Brendan Fraser) o Misión Imposible 4 (Tom Cruise).

En resumidas cuentas, los aguaceros ofrecen oportunidades de algún tipo de ganancia social o lúdica. Los tierreros - por otro lado- poco invitan a la socialización. Son otro tipo de vivencia urbana.

Las tormentas de arena se ven intimidantes, pero a la vez atractivas. Son una asombrosa manifestación de la naturaleza, más de película que de invitación a la asociación y a la comunicación entre personas.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)

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Sobresaltos en el Medio Oriente

Muy raras veces llueve en los Emiratos Árabes Unidos, y cuando esto sucede se convierte en un evento inusual y de poca duración.Para muchos locales la lluvia es motivo de emoción.Al preguntarle una vez a un estudiante emiratí sobre el clima durante sus vacaciones en Alemania, la respuesta inmediata fue: "muy bueno, llovió casi todos los días." No, no estaba siendo sarcástico.

La poca lluvia que cae sobre este país del Medio Oriente, deja uno que otro pequeño charco que la gente sortea con facilidad. Sin embargo, recuerdo cierta vez que al intentar saltar uno, sufrí un pequeño desgarre.

La experiencia me puso a pensar sobre ¿cómo, viniendo de Colombia donde saltaba obstáculos acuáticos exigentes, ese charquito me  causó dificultades? Caigo en la cuenta más tarde, que la última vez que di un buen salto callejero fue sobre un arroyo en Barranquilla  hace ya dos largos años.Claro, con el tiempo he perdido completamente la práctica y de paso una valiosa habilidad urbana, entre muchas que quedan en desuso al alejarse uno de su tierra.

La experiencia me hizo concluir  que, con tanta agua que cae en nuestro país, los colombianos somos por naturaleza grandes saltadores de charcos, arroyos y parecidos.Si no olímpicos, al menos bastante iniciados en tan  noble  deporte como lo es el salto largo o triple.Sería interesante saber de nuestra gran campeona mundial, Katherine Ibargüen  qué  tanto le tocaba saltar -cuando niña- charcos y arroyos en su natal Apartadó.


Los colombianos comenzamos a saltar desde muy pequeños y la primera práctica  nos la daban los charcos y corrientes de las fugas de agua que pululaban en nuestras ciudades.La práctica bajo techo -o indoor- nos la brindaban nuestras madres a la hora de  limpiar  la casa cuando nos advertían: "Ojo, pelaos acabo de trapear la sala. Ay de quien me la pise. Les toca pegar un buen salto".

La advertencia había que atenderla y el salto darlo. Desafortunadamente, este excelente entrenamiento casero  se  perdió cuando a mamá la reemplazó la muchacha, quien estaba lejos de tener la misma autoridad.

La actividad de saltar se incrementa notablemente con la lluvia y Bogotá  debe ser con seguridad la ciudad con el mayor número de saltadores, de llegar a hacerse un censo algún día.Creo, sin embargo, que los campeones  deben estar en Barranquilla, que por sus numerosos arroyos tiene la pista natural de saltos, a cielo abierto, más grande del mundo.Uno se encuentra, a lo largo y ancho de la ciudad, con unos arroyos que perfectamente calificarían para saltos súper extremos.

Lo que uno lleve puesto  juega también un papel clave en la ejecución exitosa del salto. Los colombianos, en pantalones, realizan la maniobra en forma relativamente cómoda.A quien vería en aprietos sería a un emiratí en su kandura - traje nacional- superando el inconveniente: sus sandalias saldrían disparadas y arrastradas por la fuerte corriente y su brinco sería de corto alcance.El majito quedaría peligrosamente en medio de la corriente.Las kanduras  se acomodan definitivamente más a los charquitos de Abu Dhabi o Dubai. Cada cosa en su lugar.



Las aguas de un vertiginoso arroyo en plena ciudad son  para los habitantes del Golfo Arábigo un cuadro exótico, casi surrealista. Para los colombianos, una escena habitual y franquear corrientes  una actividad cotidiana, un afán más de los que hay que lidiar día a día.

Efectivamente, muchas habilidades se pierden cuando uno está fuera de su país. Por otro lado, se gana conciencia  de realidades como el gran potencial de los  colombianos para superar con propiedad  una de las tantas calamidades de  la lluvia.

Sobre todo, rebasan con marcas sobresalientes el más difícil de todos los obstáculos: el de la adversidad que trae cada día.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com) 

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Ramadán y Limosneros Millonarios

Una vez al año el mundo musulmán celebra el Ramadán, una de las tradiciones religiosas más importantes  para los practicantes del Islam.


El Ramadán transcurre por un mes, tiempo durante el cual los musulmanes  deben cumplir con un estricto ayuno mientras el sol esté puesto.

Esto  implica la abstinencia total de alimentos, bebidas y actividad sexual por un lapso de hasta 15 horas continuas, tal y como acaba de  suceder este año 2013, cuando el sol salía a las 5 am y se ocultaba a las 8 pm.

Mucho negocios relacionados con comida permanecen cerrados o funcionan a media marcha. Algunos ofrecen el servicio para llevar, el cual es aprovechado especialmente por los no musulmanes, que pueden perfectamente comer en sus casas.

El ayuno se rompe con un evento denominado Iftar alrededor del cual las familias y amigos se reúnen y cenan  con una gran variedad de platos que incluyen toda la gama de la gastronomía árabe.

El inicio del Iftar cumple con todo un llamativo ritual o protocolo que involucra a tanto musulmanes como no musulmanes: en los restaurantes se pueden ver innumerables mesas con  rebosantes platos servidos, con sus respectivos comensales ansiosos  de entrar al ataque, lo que sólo sucede después de un breve cántico. Muchos -por desconocimiento- cometen la imprudencia de iniciar antes.

En la cultura occidental, el ayuno nocturno, siempre forzado por el sueño cotidiano por razones biológicas, termina con el amanecer, cuando sale el sol, y volvemos a comer, por ello a esta ingesta se le denomina desayuno, que significa la terminación del ayuno.
 
En las lenguas anglosajonas sucede lo mismo; con el desayuno se rompe el "fast", por ello se denomina "breakfast". Algunos piensan que el desayuno debería también ser una celebración para dar agradecimiento.

Experiencias personales

Tuve la no muy buena fortuna de llegar por primera vez a los Emiratos Árabes Unidos en pleno Ramadán, época difícil para un recién llegado.

En mi  conocimiento superficial sobre la tradición, desconocía  muchas cosas, como la de que ni siquiera se puede públicamente  tener un  chicle en la boca y claro me tocó botar de rapidez el Adams, que alegremente masticaba para bajar la tensión del arribo a un  país  desconocido.

En otra ocasión mientras caminábamos -a unos 40 grados de temperatura-  mi esposa casi se desmaya en plena vía publica, y a pesar de llevar agua en nuestras mochilas, no  podíamos tomarla en público por respeto a la tradición y porque podíamos ser multados con 2.000 dírhams (un millón de pesos) y un mes de cárcel.

Tuvimos que entrar a un centro comercial y refrescarnos en la privacidad de un baño. De hecho, este recinto es la opción, en casos de emergencias como la antes descrita.

Finalmente, recuerdo una vez, cuando íbamos en un taxi y en plena autopista -en una zona mas bien desolada- el conductor se detuvo abruptamente, se estacionó a un lado, se bajó,  entonó un cántico y se empinó una botella de agua que cargaba en una bolsa.

La carrera de taxi que nos hacía, coincidía con la hora del Iftar o rompimiento del ayuno: este pobre hombre no había comido o bebido nada  en por lo menos doce horas. No era el paseo millonario local como inicialmente pensé.

Limosneros con manos llenas

El Ramadán exhorta también a sus practicantes a ser especialmente generosos durante este mes, de -más- amor al prójimo, situación que aprovechan los limosneros profesionales de la zona, como un iraquí capturado en Dubái este año  con 90.500 dírhams, algo así como  unos 46 millones de pesos.

El año pasado en el emirato de Sharjah a un limosnero pakistaní  le encontraron 30.000 dírhams, unos 15 millones de los nuestros.

Otros aprehendidos -con menos suerte- fueron un pakistaní, pillado con $ 180.000 y  un bangladesí, con solo $15.000. Otros menesterosos piratas  incluían a iraníes, jordanos y sauditas.

La mendicidad es un delito en los Emiratos Árabes Unidos y se paga en la actualidad con un  mes cárcel  y una  multa de 3.000 dírhams (un millón y medio de pesos) seguido de la deportación del falso necesitado.

Para las autoridades el castigo no es suficiente y está en curso de aprobarse una nueva ley que daría a los infractores una pena de tres meses de cárcel y una multa de 10.000 dírhams (cinco millones de pesos). Si el mendigo resulta ser un emiratí,  se le envía  a un centro de rehabilitación.

El Ramadán tiene las características que a un colombiano le hace recordar la Semana Santa, la Navidad y el Año Nuevo.

La tradición islámica  invita en esta época a la purificación del alma, al perdón, a compartir regalos, a fortalecer lazos familiares y a hacer nuevos propósitos hacia el futuro, como  dejar de fumar o perder peso.Se da también la costumbre muy colombiana de estrenar.

El mas reciente Ramadán terminó hace unas pocas semanas y con él, la añoranza de esa casi atmósfera decembrina -única- que un colombiano siempre recuerda y extraña dondequiera que se encuentre.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com) 

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¡Casi me gano un Ferrari!

De las tantas experiencias que se pueden tener en los Emiratos Árabes Unidos, una en particular es la de poder ver rodar carros de altísima gama como Ferraris, Lamborghinis, Rolls Royce y otros cercanos a estos linajes. Diría que de diez carros que se ven en las calles y autopistas, dos pueden  pertenecer a esta realeza automovilística

Vivo en la cultura del automóvil sofisticado y la rápida movilización. En mi caso particular, el único carro que conduzco es el carrito de compras del supermercado y me ha tocado la experiencia quincenal de maniobrarlo con gran destreza, personalidad -y temor- entre uno que otro miembro de la susodicha estirpe automovilística, cuando permanecen orondamente parqueados en los numerosos espacios entre el supermercado y mi casa. 

No siempre tengo la suerte de que el carrito del supermercado que escojo, este en optimas condiciones mecánicas y de maniobrabilidad


Este fue el caso cuando, en cierta ocasión,  conduciendo  un carrito de compras, tuve el susto de mi vida: justo al pasar por el lado se su alteza Ferrari, perdí un poco el control del pesado carrito y el condenado se le fue raudo hacia la puerta. 

Mi inmediata reacción fue atravesarme quedando entre su parte frontal y la reluciente puerta del orgullo de Maranello. Aunque hubo un impacto sobre un lado de mi cuerpo, el dolor no fue tan fuerte como el que me hubiera ocasionado, si el carrito hubiese impactado a Don Ferrari: ¿cuánto me hubiera costado una abolladura a semejante monumento? Como ven ¡casi me lo gano!

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com) 

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Camellos de plástico



El camello es el mejor amigo del árabe, especialmente del beduino que ha estado transitando el desierto con su inseparable e incansable compañero por siglos. 

Tristemente, los curtidos beduinos se están quedando cada día con menos de sus amigos, debido a que la población de camellos está siendo disminuida, ya que se están muriendo al comer grandes cantidades de bolsas plásticas que revolotean y abundan  en partes del inmenso desierto emiratí.
El calvario del noble animal se inicia cuando ingiere el plástico, el que se calcifica en su estómago formando rocas  de hasta 10 a 60 kilogramos de peso, que  lo llenan, imposibilitando cualquier ingesta de alimento: el leal amigo muere de hambre y en una forma dolorosa.

Cientos de camellos mueren cada año y lo que origina el problema, principalmente, son los rellenos sanitarios localizados en las afueras de las ciudades, de los cuales salen volando las bolsas plásticas llevadas por el fuerte viento a remotas áreas del desierto. 
Otro factor que contribuye al problema es el total desconocimiento del enorme daño que se causa al  dejar tirado en la arena cualquier desechable plástico o de otro material no degradable. 
Hay que agregar que  el plástico libera toxinas que  terminan en la sangre y órganos de los animales, incluyendo también otros rumiantes y mamíferos nativos de  estas   desérticas regiones. 
En  una inusual campaña de concientización acerca de esta triste realidad, la artista estadounidense, Ann Savageau ha montado una exhibición que muestra las horripilantes y  amorfas rocas como el  doloroso  resultado  de una desdicha animal y ambiental. El mensaje es claro y contundente: ¡ Reemplacemos las  bolsas plásticas !  
Si la tendencia sigue, a futuro los bellamente llamados barcos del desierto dejarían a sus marineros a la deriva, al encontrarse poblacionalmente diezmados y en un alto peligro de extinción.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com) 

Un mundo al derecho y al revés

Como es sabido, los árabes leen de derecha a izquierda. Esto incluye también la interpretación de   imágenes que describen una secuencia "lógica".Para darles un ejemplo, la ilustración del antes obeso -a la izquierda- y después esbelto -a la derecha-  en un contexto árabe se  podría perfectamente presentar a  la inversa: a la izquierda el esbelto y a la derecha el obeso.

En otras situaciones, la obligada tendencia hacia el lado derecho se ve también manifiesta, por ejemplo, cuando se entra a una mezquita, lo cual se debe hacer con el pie derecho -todo lo contrario a cuando se entra a un baño, lo cual se hace con el izquierdo-;o si dos personas van a ingresar a un recinto al mismo tiempo, el que está al lado  izquierdo le cederá el paso al que está al lado derecho; y no nos olvidemos del manejo y consumo de alimentos, situación en la cual la mano izquierda no es para nada invitada.

La consideración cultural de la costumbre árabe de iniciar ciertas acciones por el lado derecho fue precisamente la que no tuvo en cuenta un comercial de la multinacional Coca-Cola cuando hace algunos años quiso incursionar su producto en países del Golfo Arábigo.

La publicidad -a la sazón- era presentada en tres escenas: Primera escena: un hombre agotado tirado en el suelo. Segunda escena: el hombre toma Coca-Cola. Tercera escena: el hombre se levanta energizado y sale corriendo.Un árabe, abordando la secuencia de escenas de derecha a izquierda, la interpretaba de la siguiente manera: Primera escena: un hombre se levanta energizado y sale corriendo. Segunda escena: el hombre  toma  Coca-Cola. Tercera escena: el hombre queda agotado y tirado en el suelo.

Presentado de esta manera, el potencial consumidor del desierto pensaba  que la bebida tenía un efecto  que agotaba a las personas después de haber estado energizadas.

Con semejante debut, la famosa gaseosa entró al  contexto árabe con el pie izquierdo obligándola a pasar su trago amargo y, claro, a dar un reversazo. Como a los fabricantes de artículos deportivos Puma en otro blog, les faltó a los ejecutivos de la popular cola, hacer el imperioso e ineludible marketing cultural.

Personalmente, me toca muchas veces lidiar con este mundo al revés cuando los estudiantes me envían sus  escritos desde sus computadores con formato y software árabe. Para hacerles comentarios, la herramienta de word me obliga a escribir de derecha a izquierda, labor  dispendiosa especialmente cuando se quiere agilizar el  trabajo.

El mundo  visto de derecha a izquierda está presente en  otras situaciones del diario vivir árabe.Para ilustrar lo anterior, les comparto las siguientes imágenes.Note el lomo de los libros y el del periódico al lado derecho. La  portada de un libro y la primera página de un periódico se abren hacia la derecha.Observe el grueso de la información de la página de google al lado derecho y la  información de los teléfonos de emergencia en versión Medio Oriente y occidental.Vemos entonces que en el mundo árabe la derecha gana por  amplia mayoría.

 






























Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)

Colombianos y Árabes

En  mi primer día de trabajo, al entrar en un salón de una clase de estudiantes árabes, noto el inmenso parecido físico de estos con alguien que conozco en Colombia, ya sea  un amigo,  un vecino, o un colega. 

Concluyo entonces, que mis estudiantes en  los Emiratos Árabes Unidos  tienen un doble en  mi país. Esta coincidencia física se convierte en un gran recurso pedagógico para poder identificarlos, ya que en una clase puedo tener entre tres o cuatro estudiantes con el mismo nombre, siendo los mas comunes:Ahmed,Abdulla,Abdulrahman, Omar, Saleh y Sultan.

Para recordar a los 9 Ahmeds o Abdullas de mis tres clases, recurro al  doble colombiano, y a su nombre en diminutivo, o a su apodo cariñoso, o a algo que lo caracterice y lo haga significativo para mi propósito de reconocimiento facial.

Entonces, cuando le veo la cara a  Abdulla, me digo "...oye, este pelao es igualito a Peyo, el hijo de la señora Alejandra, mi vecina en Barranquilla.. ". Abdulla en mi lista queda entonces como Peyo Abdulla. Así sigo, asignándole el doble al resto de alumnos.

Una pequeña muestra del registro de alguno de mis estudiantes sería algo como: Paisa Ahmed, Chicho Abdulrahman y Pipe Sultan.Ninguno se salva de mi efectiva estrategia de identificación o de mi colombianada, como  seguro  muchos de mis compatriotas lo verían en mi tierra del sagrado corazón de Jesús.

Para darle una razón de ser a mi estrategia, aprovecho y les cuento a los estudiantes la historia de la gran inmigración de árabes a Colombia por allá en 1930, cuando huían de la invasión otomana y llegaban a nuestra calurosa costa caribe.

Se sorprenden cuando les cuento que en Colombia hay mezquitas y un buen número de seguidores del Islam. Les hablo de los Gossaíns, de los Amats y de los Humars, para mencionar solo alguno de los colombianos de origen árabe más sobresalientes y conocidos. Les comparto algunas palabras en español con raíces árabes - con el omnipresente articulo al- como alcalde, alguacil y algebra.

Picado por la curiosidad, sucedió  que, en cierta ocasión un estudiante que notó la extraña adición a su nombre -y seguramente las de sus compañeros-  se me acercó y preguntó "Teacher, what is pa...isa?" ("Profesor, ¿qué significa paisa?")

Le digo que  es  alguien en Colombia que se parece bastante a él  y que me ayuda a identificarlo. El estudiante se ríe tímidamente y va y les comenta a sus compañeros algo en árabe. Una explosión de risas se deja oír y se me vienen en combo, todos por la misma información: teacher y ¿Cuál es mi nombre en Colombia?

En responderles y darles detalles se me va el resto de la clase, la cual se convierte en realidad en un encuentro cultural colombo-árabe, que también es válido como una forma significativa de aprendizaje.
Definitivamente, los árabes y los colombianos tenemos muchas cosas en común, de las cuales resaltaría el mamagallismo: estoy casi seguro que los majitos tuvieron también mucho que ver con su creación.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com) 

Aromas que perduran

Son las 8:30 de la mañana y al entrar en la sala de mi amigo Sahas, se siente un fuerte olor  a la sazón india. No, no están cocinando tan temprano. En realidad, este aroma en su casa es permanente.

La escena que anteriormente les enuncio, ilustra el inmenso problema que representa vender o comprar viviendas en donde familias indias hayan vivido por muchos años: el olor de las especias y condimentos que usan es tan fuerte como penetrante, y físicamente parece impregnarse  en cada rincón de la casa o apartamento que los indios desocupan.

Para los agentes de bienes raíces es un verdadero reto y una pesadilla, ya que les toca someter a la vivienda a todo un cambio extremo para deshacerse de los persistentes olores.

Un procedimiento estándar de desodorización profunda, implica pintar nuevamente todas las paredes con un aditivo anti-olor, quitar todas las alfombras, hacerle al piso un tratamiento especial y finalmente usar un generador de ozono que se encarga de terminar de barrer cualquier olor remanente, al igual que virus y bacterias.

Personas que se enamoran de las casas donde han vivido indios, están dispuestas ha  recurrir al elaborado y dispendioso procedimiento y a pagar una suma extra por el mismo.

A nivel social el problema no es menor, ya que los  indios constituyen la colonia de extranjeros más numerosa en los Emiratos Árabes Unidos, con 1.3 millones de habitantes provenientes de la tierra del oloroso curry y el humeante biryani.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com) 

Conozca un Hotel Hospital


La mayoría de personas evitamos los hospitales y nos aterra la posibilidad de ser recluidos en una atmosfera tan fría y tan escasa de color.

Sin embargo, les cuento que conocí uno en Abu Dhabi en donde se experimenta todo lo contrario: a usted le dan más bien  ganas de ir y quedarse un buen rato.

Se llama el hospital Burjeel y pareciera que hubiese sido concebido para ser un gran hotel, y es éste-precisamente- el ambiente que uno respira en su interior.

Al entrar la primera gran sensación que se percibe es su generosidad de espacio, comenzando por un inmenso jardín que atraviesa  una de las alas del acogedor centro de salud. 

Este es el jardín de espera donde los pacientes, en semejante atmósfera de relajación, comienzan su recuperación.


No importa que el doctor llegue tarde y -tranquilo- que siga en cirugía: aquí  los pacientes disfrutan esperar. Cierto, que es mucho mas agradable que en un hospital a usted le digan: "pase al jardín de espera, por favor".

Los relucientes e inmensos pasillos con sus espectaculares y románticas lámparas colgantes, lo trasportan a uno a una especie de palacio que invita a pasearlo y explorarlo, sin importar que usted tenga un resfriado o dolor de cabeza. Este paseo -de la vida- le va a espantar todos esos males y pesares.

La cuota  moderadora es de 25.000 pesos y ésto le cubre la consulta y gran parte de las medicinas que el doctor le prescriba.Curiosamente, las drogas más costosas las asume el hospital y las de precios modestos en algunas ocasiones las cubre el paciente.

Así mismo, usted tiene derecho a cirugías, terapias y exámenes de alta complejidad. Todo por los mismos 25.000 pesitos:¡así quién no se cura, óyeme!

¿Cuál Comida de hospital?
La mala fama de la comida de los hospitales se muere literalmente de hambre en el Burjeel, ya que sus pacientes gozan de deliciosos platos gourmet.

Como quien dice, el pechiche es también gastronómico.

 La fina gama de alimentos, preparada por un chef internacional, incluye proteínas, vegetales y harinas para el plato fuerte, además de sopas, ensaladas, postres y pasabocas para pacientes con problemas renales, cardíacos y de diabetes.

El Burjeel es el único hospital, que yo conozca, que tiene su propio  bufé brunch de lujo, el cual goza de altísima aceptación local por la calidad de sus platos y la excelente atención que se le brinda a los pacientes e invitados. Si alguien lo invita a un bufé en un hospital un viernes, créale sólo si es en el Burjeel. 


Desde un tétrico hospital
Otra hubiese sido la suerte del desafortunado protagonista de La Cama Vacía -canción popular guasca- si lo hubieran  internado en el Burjeel y no  en un tétrico hospital, donde finalmente muere.

En el Burjeel, no se hubiera convertido en un pobre esqueleto -como se lamenta en la canción-, ya que le habrían dado buen pechiche de cuchara; habría hecho muchos amigos- en la canción clama por compañía-, especialmente los viernes, por el excelente  bufé que reúne a tanta gente amable.

Y para terminar, no lo hubieran dejado morir, ya que hubiese recibido esmerada atención.


Para resumirles, el hombre de la canción  estaría hoy más vivo que nunca, gozando de buena salud y con muchísimos amigos.

La nueva canción, versión caribe colombiano, arrancaría con algo como: "...desde un  tronco de hospital.."  y sería toda una oda a la vida.

Estoy emocionado con el Burjeel.Y no es para menos. Después de llevar tanto del bulto en las inhumanas EPSs en Colombia, El Burjeel es un verdadero oasis para el sediento de salud, en pleno desierto arábigo.

Este generoso centro del bienestar humano tiene claro la verdadera misión de un hospital, que no es otra sino la de defender la vida desde todos los flancos.

Aquí la vida tiene todo un record de seguidores, superando con creces a la más popular cuenta de twitter. Algún defecto deberá tener El Burjeel, pero la intención y atención inicial, la que salta a la vista y  experimenta el paciente, es excelente. El enfermo es tocado por el efecto Burjeel, que le hace decir con firmeza que: ¡En el Burjeel me quedo!

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)