lunes, 14 de octubre de 2013

El camello del agua

Como habría de esperarse en los desiertos de los Emiratos Árabes Unidos el agua es un elemento preciado y en tiempos pasados conseguirla requería de pericias muy particulares, como la de interpretar el trinar o el vuelo de los pájaros.Los antiguos beduinos tenían también la especial habilidad de "oler" en dónde había agua, como lo cuenta  Mohammed bin Touq, de 60 años, caballero andante del desierto de Dubái.

En efecto, relata el errante que "...sabíamos exactamente cuántos pozos había, como bombas de gasolina para recargar agua". En muchos casos, un solo hombre cavaba un pozo de tres a diez metros de profundidad, lo que podía tomar entre cuatro y cinco meses. 

Una vez se hallaba agua, al pozo se le daba el nombre de quien lo había encontrado. También favorece mucho  el hecho de que los beduinos, al ajustar sus cuerpos al calor infernal a través del sudor, podrían sobrevivir sin agua por 48 horas, a diferencia de una persona no acostumbrada al desierto, quien  resistiría solamente la mitad de ese tiempo.

Cuando  se agotaban los recursos para obtener el escaso liquido, el noble camello era la salvación, ya que lo sacrificaban y le extraían los -por lo menos- 100 litros de agua que podía  llevar en su estómago: este era el camello del agua. 

Hoy en día la mayor parte del agua que se consume en este país del Medio Oriente proviene de gigantescas plantas desalinizadoras. Y aunque el agua es 100% potable, la mayoría de las personas la consumen  embotellada.Basta hacer una llamada y el camión repartidor pasará  una vez por semana por su domicilio para recoger sus botellones vacíos y dejar nuevos con el preciado líquido.El botellón cuesta unos cinco mil pesos colombianos.

En un ambiente tan árido sorprende lo verde que son las ciudades emiratíes, las cuales cuentan con sofisticados sistemas de irrigación en parques y bulevares donde la gente disfruta de generosas fuentes de agua y frondosos árboles. Muestra de lo anterior lo constituye La Corniche, una avenida principal en Abu Dhabi bordeada por siete kilometros de zonas verdes a lo largo de una cristalina playa: aqui el verde y el cemento conviven en perfecta harmonía para el placer y la satisfacción de los residentes de la gran capital.

A la siempre majestuosa Dubái la decora un lugar espectacular  llamado Miracle Garden (jardín del  milagro) que es todo un canto a la  naturaleza representada por 45 millones de flores  ordenadamente esparcidas en un área de 75 mil metros cuadrados: un bello despliegue de formas, aromas y colores para la recreacion y el solaz del alma y el espiritu.No en vano este extraordinario lugar se ha ganado el honor de ser el más grande y hermoso jardín natural de flores del mundo.Para su mantenimiento se usa irrigación gota a gota y agua reciclada,lo que reduce el consumo de grandes cantidades del liquido; todo en pleno desierto a temperaturas de 45-50  grados centígrados: he aquí el milagro.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)

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