martes, 30 de junio de 2015

Una historia nada común y corriente

Son las 11 de la noche y Baby Halder está a punto de terminar su arduo día de trabajo como empleada doméstica, después de haber fregado el piso de la cocina, lavado una inmensa cantidad de platos y adelantado algo del planchado. Las últimas labores de su día son interrumpidas por una llamada telefónica de su patrón, el profesor Prabodh Kumar, un jubilado antropólogo de una universidad en Calcuta.

Viajas a Londres en quince días– se le oyó decir al catedrático dirigiéndose a su  empleada con una voz de entusiasmo –,atendiendo la invitación del profesor MooreY de Londres– continuó –vas a Frankfurt, en Alemania.

Baby quedó enmudecida ante la inesperada noticia, y sólo alcanzo a balbucear unas pocas palabras de agradecimiento y despedida. La llamada la terminó el profesor con una información de itinerario de viaje: –El vuelo a Londres sale de Delhi, no de Calcuta.

Baby Halder: un vistazo atrás


Baby Halder nació en Kashmir, una región al norte de la India,  y siendo muy niña fue abandonada por su madre. Vivió en un sórdido ambiente de miseria y sufrimiento con un padre alcohólico y maltratador quien la obligó a casarse con un hombre 14 años mayor que ella; para la época Baby apenas cumplía sus doce años .


A los trece años ya estaba embarazada de su primer hijo y después de ocho años ya era mamá de tres niños y, como su madre, recibía soberanas golpizas de un miserable y despiadado esposo que se encontraba perdido en el alcohol.


A la edad de 24 años Baby huyo despavorida a Nueva Delhi, la caótica capital india, con sus tres hijos: Subodh, Taposh y Tia, queriendo dejar atrás ese mundo de vejámenes y abusos, esperando encontrar en la gran ciudad, una mejor vida para ella y sus hijos.


Como empleada doméstica consiguió varios trabajos y en cada uno de ellos era explotada y casi que esclavizada por una mísera paga. Desafortunadamente,  Nueva Delhi no dio alivio a su sufrida vida, que ahora empeoraba teniendo  tres bocas que alimentar.


Una soleada mañana de un mes de junio su vida tomaría un giro inesperado cuando la malhadada joven -llevando de la mano a tres harapientos muchachitos- tocó  la puerta del profesor Prabodh Kumar pidiendo trabajo. El profesor la acogió sin pensarlo un segundo y desde ese día se convirtió en la nueva empleada doméstica del afable catedrático.

 

Revelador descubrimiento


Una tarde, en una escena tremendamente inusual, el profesor Prabodh observaba con detenimiento a su empleada del servicio hojeando las páginas de un libro, cuando limpiaba los estantes de su  biblioteca.


Umm, ¡Qué interesante! – exclamó el profesor con la misma rutina lingüística que usaba cada vez que se tropezaba con un nuevo hallazgo  en sus investigaciones etnográficas.


Del tremendo susto, la sorprendida Baby dejo caer el libro y para sus adentros (recordando a sus antiguos patrones) pensaba que se le venía un tremendo castigo, o lo que era peor la pérdida de su trabajo por estar haciendo lo que  no debía.


Perdóneme profesor, perdóneme profesor– imploraba la pobre muchacha que presentía ya las consecuencias–, fue que me llamó la atención el título de este libro mientras le sacudía el polvo y yo de tonta me puse a leerlo.


No tengo nada que perdonarte–  le respondió el profesor en un tono paternal. –sólo me sorprende  y me complace tu interés por la lectura y, todo lo contrario, te animo a que sigas leyendo y usando esta biblioteca siempre que así lo desees. Nada más agradable que poder compartir un libro con alguien.

A Baby  se le cumplía el sueño de estar rodeada de libros y saciar su sed por aprender, anhelo que no fue satisfecho cuando, a la edad de 12 años, tuvo que dejar el colegio porque sus padres no tenían dinero para comprarle sus libros y un uniforme.

El regalo


Un momento crucial en la vida de Baby  tuvo lugar el día en que el profesor Prabodh le entregó una pequeña caja con un contenido muy especial. Al abrirla, Baby se llevó las manos a la boca y no pronunció palabra alguna por unos buenos segundos.

La caja contenía una libreta de notas y un estilógrafo. Baby permaneció por un momento extasiada con el agradable aroma a nuevo que su regalo desprendía y que llenaba la pequeña estancia donde se encontraba. El aroma a útiles escolares nuevos le traía gratos recuerdos de un primer día de clase.


El nada pretencioso regalo tenía para Baby un significado muy especial, ya que había pasado 25 años desde la última vez que la joven había tocado  un cuaderno de notas y un estilógrafo.

–Si eres buena lectora vas a poder también escribir bien y plasmar tus experiencias en una libreta de notas –exclamó el profesor Prabodh y sus palabras calaron tanto en la joven, que decidió “hacer la tarea” sugerida por su patrón, después de largas sesiones de ejercicio y entrenamiento en escritura y lectura.

A cumplir con la tarea


Todas las noches, antes de acostarse y después de terminar su extenuante día de trabajo, Baby escribía religiosamente al menos una cuartilla en su cuaderno, hasta que un día completó 100 hojas que describían las tristes páginas de  su azarosa vida.


A esta experiencia de catarsis Baby la tituló: "Una vida nada común y corriente". Baby había hecho la tarea puesta por el profesor y el primer borrador de su vida estaba listo para una revisión.


La fluida prosa de Baby impresionaba gratamente al profesor Prabodh a medida que avanzaba en la lectura del borrador. Su admiración por el escrito alcanzó un clímax  al ver que muy a pesar de la crudeza de las experiencias narradas, nunca encontró en los relatos una palabra de odio o resentimiento hacia los personajes que más la habían lastimado: su propio padre y esposo.


La incipiente escritora no había caído en la tentación de un predecible desfogue revanchista de penas y sentimientos. El profesor terminó la revisión del borrador corrigiendo algunos detalles de estilo, gramática y ortografía.


Acto seguido el profesor Prabodh  comenzó a repartir copias de "Una vida nada común y corriente" entre su círculo de amigos literatos, quienes le dieron a la fresca y original historia una gran aceptación.

Los frutos del sufrimiento


En busca de mayores lectores, el profesor Prabodh tradujo el escrito al idioma hindi, que es hablado por más de 300 millones de personas en la India y lo propuso para su publicación a una casa editorial en Calcuta.


Un reluciente martes de un mes de junio del año 2002, "Una vida nada común y corriente" fue publicada por la casa editorial Roshani de Calcuta y se convirtió de inmediato en un best seller nacional. Hubo,entonces, la necesidad de hacer el tiraje de dos nuevas ediciones: todos querían leer la historia de una tal Baby  Halder.


A la edición en el idioma hindi siguió otra versión en bengalí, idioma en que originalmente Baby había escrito el primer borrador.Luego siguió una versión en inglés que la dio a conocer en círculos literarios en muchas partes del mundo.


Cifras de palabras mayores


El  libro vendió más de un millón  de copias y fue traducido a 24 idiomas, incluyendo el  francés, el coreano y el alemán, lo que generosamente le tendió a Baby la alfombra roja del mundo literario global. El New York Times comparó su obra con una autobiografía  titulada Las Cenizas de Ángela, escrita por el profesor norteamericano Frank McCourt, premio Pulitzer por esta producción, en el año 1997.

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La escritora y su obra


En alguno de sus apartes, el prestigioso diario reseña la obra de Baby como “ una sencilla descripción de una sombría existencia que no necesita los embellecimientos de artimañas literarias”.


El aclamado libro  tuvo también el mérito de ocupar los editoriales de otros reconocidos medios internacionales como el periódico londinense The Guardian y la influyente BBC.


En lo que tiene que ver con regalías, la ahora consagrada escritora, recibió inicialmente por su libro un cheque en rupias equivalente a 102 millones de pesos colombianos, los cuales  invirtió en la educación de sus hijos y la compra de una bella casa en Calcuta. Lo anterior era sólo el comienzo de muchas más recompensas  por recibir.


La recompensa más grande


Aunque Baby se sentía feliz con todo los reconocimientos recibidos, la satisfacción más grande y que disfrutaba a placer, era saber que sus hijos ya no se avergonzaban de ella por ser una empleada del servicio. Ahora la presentaban a sus amigos con henchido orgullo.

– Les presento a mi mamá, es una escritora.


Le tocaba a Baby contener sus lágrimas de emoción, que estaban a punto de estallar,  para salir adelante con este tipo de lides sociales. No se acostumbraba aún a su nuevo estatus  de escritora consagrada y de figura pública.

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El profesor Prabodh con nuevos discípulos

La experiencia en Europa


Su  gira por Londres y Frankfurt (la mencionada al comienzo de este blog) fue todo un éxito y la joven escritora tuvo la oportunidad de codearse con eminencias literarias del viejo continente, que querían conocerla de cerca y ahondar en su vida como autora y creadora. De paso, en Frankfurt recibió la versión en Alemán  de su más reciente y exitosa obra.

El encuentro de la escritora con sus personajes


Imprevistas circunstancias propiciaron un singular encuentro entre Baby y dos de los principales personajes de su sobresaliente obra: su ex-esposo y su padre.


Del primero se enteró que había tenido un terrible accidente automovilístico, y que había sufrido leves traumatismos a nivel del cerebro. De inmediato se dirigió al hospital a visitarlo y le pagó la cuenta por los servicios médicos recibidos. El accidentado hombre rompió en lágrimas ante el generoso acto de su antigua esposa a quien él había causado tanto sufrimiento.


También, con toda la generosidad que la caracterizaba, Baby ayudó a su padre, de quien tuvo noticias que vivía solo en Murshidabad, una ciudad en el este de la India. Después de leer el libro, el señor Narendranath -su padre- pidió visitarla. Baby lo invitó a su casa en Gurgaon. Como su antiguo esposo, el ermitaño padre rompió en llanto y le imploró perdón por todo el sufrimiento que él le había causado a ella y a su madre.


No te preocupes más y pon todo atrás– le dijo Baby a su padre en un tono conciliatorio, -creo que ya es hora de que todos nos quitemos estas pesadas cargas de nuestros corazones y sigamos adelante con nuestras vida, no debe haber espacio para odios y rencores.

La respuesta a un ¿Por qué?


La gran pregunta que todos le hacían a Baby Halder era por qué?, pudiendo vivir cómodamente de sus regalías, seguía trabajando como empleada doméstica.


Sigo con mi trabajo– respondía sin titubear–, por pura superstición; siento que el día que deje de ser empleada del servicio, se me acabarán las ideas para escribir nuevas historias; en realidad la brega de mi trabajo es la principal fuente de mi inspiración.




 Epílogo


Hoy en día, una feliz Baby Halder continua siendo la misma empleada del servicio, y ahora al servicio de las letras, en quien un día un profesor sembró un sueño, el sueño de ser una escritora, la escritora de su propia vida.

Queda en la carrera literaria de la excepcional mujer, mucho oficio por hacer, como también en la vieja casona del caritativo profesor.


¿Qué moraleja le darían los lectores a esta inusual historia? Quedo pendiente a sus respuestas. Muchas gracias.


Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi (EAU) Junio de 2015


Otros libros de gran notoriedad escritos por Baby Halder  incluyen los siguientes:


Aalo Aandhari (Darkness and Light/ Oscuridad y Luz),  Eshast Roopantar (Self-portrait/ autoretrato), Ghare Ferar Path (The Way Home/ Camino a casa.


                                                            Referencia
Abdi, S. (2015, March 6). Maid in Kolkata. Friday [Abu Dhabi], p. 1. Retrieved from http://fridaymagazine.ae/making-difference/maid-in-kolkata-1.1465828


Foto de Baby Halder:www.culturebowl.com
En familia: http://mcomments.outlookindia.com/

miércoles, 17 de junio de 2015

El quijote verde de Kerala


Recibo una carta de mi viejo amigo indio Sahas, quien me cuenta la historia de un tal Abdul Kareem a quien llaman El quijote verde de Kerala, en el suroeste de la  India. Lo de verde, me cuenta Sahas, tiene que ver con el ferviente amor que su paisano profesa por los árboles y la naturaleza. Lo de quijote se relaciona con la obsesión de poder tener su propio bosque -con todas la de la ley- que ocupe una extensión considerable.



Lo quijotesco de la empresa es que Abdul pretendía construir su inmenso y frondoso bosque en un terreno con características casi de desierto, donde nada verde parecía nacer, ni crecer, ni reproducirse, y todo allí vive bajo la inclemencia de infernales temperaturas. Él, sin embargo, siempre creyó que sí se podía levantar un bosque en un ambiente tan hostil, de caliche, arcilla y sofoco.


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El ecosoñador compró el susodicho terreno que, en sus inicios, tuvo una extensión de 5 acres, aproximadamente 2 hectáreas, por el cual pagó la suma de 3,750 rupias, que son unos 160.000 pesos colombianos.  En la India esta cantidad es un pequeño platal. El dinero invertido lo había obtenido Abdul de los ahorros de toda su vida. El hombre se la jugó toda por lo verde. He aquí su historia.


La compra del lote
No sorprendía a nadie la sonrisa de oreja a oreja  del señor Bahadur,  corredor de propiedades baldías -tan difíciles de vender-, al cerrar el negocio con un espigado  comprador llamado Abdul Kareem, casi que arrebatándole las rupias de sus manos. El negocio no requirió de mucha discusión y se realizó en forma rápida y expedita.

Lo de su proyecto es cuestión de fe y perseverancia–, le decía el señor Bahadur a Abdul apretando fuertemente su mano– y usted parece tener bastante de ambas.

Un loco para todos
En la oficina de conservación de bosques del distrito de Kerala, a Abdul Kareem lo bautizaron con el nombre de el loquito de los árboles, la primera vez que les dijo a los funcionarios de estas dependencias donde pensaba sembrarlos.

A decir verdad, en el pueblo, el tratamiento de loco se lo daba casi todo el mundo, incluyendo alguno de sus propios familiares. Aun así, Abdul seguía adelante con su verde aventura de regenerar a la naturaleza y de la oficina de conservación de bosques salió un buen día rumbo a su lote baldío, con una inmensa caja donde llevaba  sus primeros cien diminutos arbolitos, algunos de los cuales yacían ya irreversiblemente doblados, casi que tocando el suelo, por el infernal calor que comenzaba a abrazar el día.

Los ya minados arbolitos sobrevivieron en el suelo baldío sólo unos pocos días muy a pesar del esmerado cuidado que Abdul les había brindado, regándolos juiciosamente con las latas de agua que su vieja motocicleta le permitía cargar. Era solo la primera batalla. El espíritu combativo del ecosoñador estaba lejos de desfallecer y raudo regresó a la oficina de bosques por un nuevo lote de árboles.

Desde la ventana de una de las oficinas del departamento de conservación de bosques de Kerala, un desocupado funcionario avistó la llegada de la ruidosa y pintoresca motocicleta de Abdul Kareem.


ACABA DE LLEGAR EL LOQUITO DE LOS ÁRBOLES– le anunciaba el funcionario al resto de sus compañeros de oficina con un estruendoso grito. – Apuesto a que nos viene a invitar a visitar su frondoso bosque. Explosivas carcajadas – que hasta el mismo Abdul debió haber escuchado desde la calle- se dejaron oír en todo el despacho gubernamental.

 –Mire, Señor Abdul– iniciaba el jefe del organismo de conservación de bosques con un tono de sermón –nosotros en esta oficina le vamos seguir dando todos árboles o matas que usted necesite, porque es una ordenanza de estado promover su siembra, pero no entendemos por qué insiste en un tonto proyecto que no tiene ni lógica ni esperanza.

La humildad y timidez de Abdul, cuya cabeza permanecía enterrada en el piso, no le permitían replicar los argumentos del obeso funcionario. Un balbuceado –gracias doctor– fue lo único que escasamente se le oyó decir al salir de la dependencia, de nuevo, con la inmensa caja llevando 100 nuevos incipientes arbolitos.


La rebelión de las matas 
De nuevo en su lote baldío, Abdul iniciaba el dispendioso proceso de siembra de los nuevos arbolitos obteniendo, unos días después, los mismos desastrosos resultados. Su instinto de naturólogo silvestre le decía que había que hacer un cambio y fue entonces cuando decidió sembrar matas medianamente adultas en vez de árboles. Fue esta una batalla permanente de dos años bregando a mantener las plantas con vida.

Desafortunadamente, todas las plantas sucumbieron, intento tras intento, ante la rigurosidad climática del despiadado entorno, hasta que, iniciando el tercer año sucedió lo que su fe de clorofila le decía iba a pasar: una de las tantas maticas sobrevivió. A esta mata Abdul la bautizó con el nombre de Esperanza, recordando las palabras descalificadoras del obeso burócrata de la oficina de bosques, que todavía retumbaban en su cabeza.

A Esperanza se le unieron una y otra y otra de sus congéneres: parecía que una imparabable avalancha verde se veía venir, enmarcando una verdadera rebelión de las matas, que parecían dispuesta a sobrevivir por el sueño verde de Abdul Kareem. Fue un momento de sobrecogimiento y lágrimas.

A las matas le siguieron los árboles, muchísimos de ellos y de pronto, después de un tiempo, como en un cuento de hadas, todo fue verde en el terreno baldío de Abdul, quien decidió ampliarlo y en total, de 5 acres, su bosque de ensueño terminó con una extensión de 32. La recién llegada flora abrió un espacio natural a una abundante y vivaz fauna.

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En sus simples palabras, Abdul manifiesta que: –A punta de agua le di el empujoncito a la naturaleza y ella hizo el resto; era cuestión de esperar.





Los frutos del esfuerzo
La presencia del nuevo bosque generó significativos y favorables cambios en el ecosistema circundante. Un antiguo pozo de agua que existe en el área producía en el verano unos 500 litros de agua diario. Hoy, del pozo se extraen, al día, 100.000 litros de agua altamente mineralizada.

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Lo que fue antes un indeseado e infértil terreno, estaba actuando ahora como una gigantesca esponja que absorbía toda el agua de los fuertes monzones de la zona. Hoy en día los lugareños tienen agua todo el año, la que es regalada por el generoso Abdul con toda amabilidad.

Abdul junto a su mejor amigo
En los 25 años que Abdul lleva manteniendo su bosque ha sembrado más de 800 especies de plantas además de 300 hierbas medicinales. Su pequeño ecosistema, conocido en ambientes académicos como “el modelo de Kareem”,  es el centro de estudio e interés en universidades de todo el mundo que quieren replicar su proyecto. En el año 2009, Abdul fue distinguido por el libro de récords  Limca (el equivalente indio al Guiness Records) como uno de los 20 hombres más influyentes en la India.





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Sin embargo, dentro de todos los reconocimientos que su éxito ha cosechado, el  que más aprecia es el que su experiencia se haya convertido en una asignatura para los niños de grado 6 en las escuelas de su región: – Todo debe iniciar cuando el árbol comienza a crecer–expresa Abdul con gran sabiduría.


Abdul Kareem estuvo recientemente de visita en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, compartiendo su maravillosa experiencia que es todo un canto a la perseverancia por lograr una meta. Su experiencia reúne una gran cantidad de enseñanzas y valores que daría a los eruditos sociales suficiente contenido para escribir todo un manual de vida.


Posdata
Siempre le agradeceré a mi amigo Sahas por compartirme la bella historia de Abdul Kareem , de quien me dice ya no se le ve mas por el pueblo, por que ahora vive en un avión viajando por todo el mundo compartiendo su bondad y generosidad.


En el ultimo párrafo de su carta Sahas remata diciendo que… Su vieja y pintoresca motocicleta está mas destartalada que nunca (se la dejó a un vecino) y se oye rodar por las polvorientas calles del pueblo; el ruido que produce es único e inconfundible. “Ahí va la moto de Abdul Kareem” grita la gente cuando la ven pasar. Es el último recuerdo que tienen del buen amigo y vecino. Ahora todos lo extrañan, pero saben que algún día él volverá para vivir en su soñado bosque, que de quijotesco ya no tiene nada.


Sahas Bhakta, Kerala / Abril, 2015


FIN





Pregunto a mis amables lectores con qué tipo de obstáculos se han tropezado en sus vidas en la busqueda de sus sueños y cómo los superaron. Hasta qué punto sus historias se parecen a la de Abdul Kareem. Quedo atento a sus respuestas. Muchas gracias.


Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Dubái Junio de 2015


Abdul Kareem: Una experiencia de sacrificio y entrega que canta a la vida y a la esperanza.




Fuente

Raj, A. (n.d) Abdul Kareem: The man who grew a forest. Friday Magazine Retrieved June 13, 2015 http://fridaymagazine.ae/making-difference/abdul-kareem-the-man-who-grew-a-forest-1.1309745


Fotos
fridaymagazine.ae
malayalalokam.com

sábado, 6 de junio de 2015

La esposa más dulce


Mujer cocinaLo dulce de la vida en los Emiratos Árabes Unidos se disfruta al saborear un delicioso logaymat. Es por esto que cuando se habla de dulces costumbres culinarias en este país del Medio Oriente, el logaymat encabeza la lista como uno de los  más tradicionales y conocidos.

La muy popular golosina es siempre una invitada obligatoria a encuentros culturales y de tradiciones organizados por las diferentes autoridades gubernamentales y académicas, en cada uno de los siete emiratos. Para describírselo a un colombiano de la calle, el logaymat se parece a nuestros buñuelos, solo que es dulce, esponjoso  y de menor tamaño.


El rey del corazón contento 

Cuenta una leyenda urbana que en tiempos de antaño, en una comarca llamada Samrah, en la península arábiga, existió un poderoso rey  quien se derretía siempre por  comer dulces y era el logaymat el que más disfrutaba. En  realidad, se decía que su felicidad giraba alrededor de las deliciosas bolitas y el monarca se jactaba de tener a quien preparaba el mejor logaymat en toda la península arábiga: su hermosa esposa Dana. No en vano a este bonachón y recordado soberano lo llamaban el rey del corazón contento.   

Momentos amargos

Un día del mes de junio, la dulce vida que esta comarca disfrutaba sufrió un momento de enorme tristeza  cuando Dana, la gran cocinera de logaymat, cayó  enferma de una rara afección, de la cual no se dieron muchos detalles. Muchos decían que era una enfermedad heredada y que el episodio más reciente obedecía  a un rebrote y a una recaída.   

Dana falleció en un día de oración a las 10 a.m., cuando creyentes abarrotaban las mezquitas de la gran comarca. Por su muerte hubo un riguroso luto de casi seis meses, en los cuales se lloró y recordó a la gran Dana, cuya dulzura y bondad estuvieron siempre presentes  hasta los últimos días de su vida.

En busca de la dulzura perdida

La prolongada  ausencia de logaymat en el paladar del rey y en el de su corte,  ameritaba iniciar  de inmediato la búsqueda de la sucesora de Dana, para lo cual el gran rey convocó una histórica competencia culinaria, que atrajo a miles y miles de participantes de todo el mundo árabe extendiéndose hasta el sur de Persia. Con toda la evidencia y  los méritos históricos, a esta gran convocatoria se le considera el primer Master Chef  que tuvo lugar en el Medio Oriente.

En sus calderos

En una fría mañana de un mes de diciembre, el aceite caliente en miles y miles de calderos, comenzaba ruidosamente a borbotear para dar inicio a una larga jornada culinaria que culminaría con la elección de la nueva y mejor cocinera de logaymat en la comarca de Samrah y más allá de sus fronteras. Muy seguramente, por su excelsas habilidades, la ganadora sería desposada por el rey como era la tradición, sin importar que esta no fuese cortesana.



Voto real y plebeyo 

La selección definitiva de la ganadora la determinaba el voto del rey y el del pueblo. La intención de voto del pueblo se medía por la acogida que éste le diera a los diferentes puntos de cocina dispuestos a lo largo y ancho del majestuoso escenario culinario. Lo anterior se vería reflejado en la extensión de las filas de los emocionados comensales. 

En lo que se refería al rey, después que el soberano hacía las respectivas degustaciones de las diferentes muestras, su veredicto por lo general coincidía con el de sus súbditos: el sabio rey obedecía a la voz del pueblo.

Con aroma de Qemasha 

Una inmensa romería de bulliciosos catadores  se extendía a lo largo de casi 5 kilómetros en filas de diferentes tamaños y expectativas, enmarcando una efervescente  atmósfera de alegría y entusiasmo que precedía  al ansiado desenlace. 


T QUEU  copyDesde el caldero de Qemasha, una hermosa joven de la región de Ra’sal Badr,  se formaba la más extensa fila que en forma de serpentina, se  perdía desordenadamente en el horizonte. El muy delicioso y distintivo aroma del logaymat que  la desconocida cocinera preparaba, se esparcía  rápidamente haciendo que su fila se extendiera aun más y más. Parecía, entonces, que el voto del pueblo ya estaba sentenciado a favor de la agraciada muchacha de los ojos de miel y con nombre de perla.



QEMASHA copy 3Qemasha fue oficialmente proclamada como  la nueva y mejor cocinera de logaymat de la comarca de Samrah y de sus grandes virtudes muy pronto se enteraría el resto del Golfo Arábigo y el mundo Persa. Conocedores del tema calificaban su logaymat  como único e insuperable. A decir verdad, era un grito a voces que su logaymat superaba al que preparaba Dana, pero por respeto a la finada -de noble cuna- nunca se hizo oficial. La historia le daría a Qemasha los créditos con creces.


Una semana después, el apuesto rey del corazón contento desposó a la plebeya y la vida volvió a ser dulce, como antes, en el gran pueblo de Samrah. Todos vivieron felices y pudieron de nuevo disfrutar el delicioso logaymat, logrado por una bella plebeya, la carismática Qemasha, quien para el pueblo terminó convirtiéndose en la esposa más dulce y en la nueva joya culinaria alborozadamente ensalzada por el mundo árabe-persa.

El desierto respiraba ahora un tibio y dulce aroma.


Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi Junio de 2015
Fotos : Gulnews.com