La bella tradición de ponerle a las mujeres emiratíes nombres de perlas, refleja la fuerte influencia de las atractivas gemas en la cultura local.
Cuentan dos leyendas que la perla preciosa tenía dos madres: una leyenda dice que se llamaba Bint Al Mata, hija de la lluvia, concebida cuando la concha de una ostra atrapó una dulce gota de lluvia antes de mezclarla con el salado mar.
La otra historia afirma que se llamaba Bint Al Qamar, hija de la luna, nacida en luna llena
después que una ostra nadó desde lo profundo del mar hasta la superficie y atrapó una gota de
rocío emanada de un rayo plateado.
Entre algunos nombres de perlas tomados por mujeres emiratíes se
encuentran los de Dana, Hessa, Moza y Qemasha. Nombres
que han iluminando el fulgurante sendero de carreras exitosas y el papel de la mujer en este emergente país
petrolero.
Las perlas siempre han sido
identificadas con la belleza femenina y han servido de inspiración a la poesía
universal, independientemente de la cultura. En el caso de los Emiratos
Árabes Unidos, la identificación es aún mas
directa.
En los 42 años de existencia de los EAU, la mujer ha escalado lentamente los peldaños que la han llevado a
posiciones de alta responsabilidad en la sociedad actual.
La paradoja de una perla
Afirma
Alí
Al Saloom,
consultor cultural y conferencista local, que Dana es el nombre de la perla más costosa y deseada, pero que,
paradójicamente, en cierta época no
podía ser lucida por damas
emiratíes, entre las que se encontraba
su propia abuela.
En un cautivante relato cuenta
Alí
que “Dana es la perla más grande y la más oscura y era todo un tesoro para los capitanes de
botes que se dedicaban a la búsqueda de perlas preciosas.”
“Si tenían la fortuna de encontrar una Dana, significaba no tener que sufrir por todo un año en una actividad
terriblemente ardua y peligrosa como lo era la pesca de perlas.”
“Relata mi abuela como una vez
mi abuelo tuvo la fortuna de encontrar una Dana en una de sus tantas
incursiones. Sin embargo, no la conservó para él, sino que la vendió y de la
transacción obtuvo un jugoso porcentaje. Con el dinero de la venta, le compró a
mi abuela plata y oro.”
“Estaba absolutamente conmocionado y le pregunté ¿cómo era posible que
el abuelo te hubiera regalado plata y oro en vez de una Dana?”
“La contundente respuesta de la abuela fue que en esos tiempos las
mujeres locales nunca llegaban a lucir perlas. Cuando las encontraban, las
enviaban inmediatamente a la India y de aquí a Europa donde las compraban
reinas, princesas y mujeres de familias aristocráticas.”
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Mujer emiratí de antaño
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“Tener una perla en los Emiratos Árabes de antaño, era un lujo que muy
pocos lugareños se podían dar. Además,
las mujeres de la época pensaban que
llevar una perla no les agregaba una característica especial.”
La encantadora historia de
Alí
refleja también el muy bajo
poder adquisitivo de la gente de los
Emiratos Árabes Unidos, antes de la llegada del petróleo, cuando ellos
vivían en condiciones muy precarias y una
buena parte de su supervivencia dependía
precisamente del inestable negocio de las perlas, de la venta de algunos
productos y de la pesca.
Con la llegada de la bonanza petrolera a los Emiratos Árabes Unidos, muchas Danas se hicieron asequibles y atractivas para la generación de mujeres que sucedieron a la de la abuela.
A la abuela de
Alí, no le
quitaba el sueño no tener una Dana y además estaba sabiamente consciente de su
difícil condición económica.
En vez de preocuparse por tener una perla, las mujeres de su época andaban ocupadas en otros menesteres como el poder sobrevivir en un ambiente agreste y sacar a sus familias adelante.
En vez de preocuparse por tener una perla, las mujeres de su época andaban ocupadas en otros menesteres como el poder sobrevivir en un ambiente agreste y sacar a sus familias adelante.
La abuela encarnaba una verdadera perla de mujer.
Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
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